El precio de ser un ‘soñador’ y los retos para mantenerse en la universidad

El precio de ser un 'soñador' y los retos para mantenerse en la universidad
Un grupo de jóvenes “Soñadores” se atrevió a contar su historia ante los miembros de la organización LIISA.

 

Por primera vez desde el 2010 cuando fue creada la Organización de Estudiantes Inmigrantes de Long Island (LIISA, por sus siglas en inglés) un grupo de “Soñadores” se atrevió a contar su historia en frente de los miembros de esta entidad y de los patrocinadores interesados en colaborar con esta causa que se enfoca en ayudar a jóvenes inmigrantes, sin importar las barreras, para que logren llegar a la universidad.

Las historias despertaron admiración, en particular las de seis jóvenes que relataron lo que han vivido desde que sus padres los trajeron a Estados Unidos siendo niños, y lo que han tenido que hacer para poder ir a la universidad y mantenerse en ella.

 

Sola desde los 18 años

 

“Vivía en California con mis padres, cuando iba a terminar la escuela secundaria ninguna universidad me aceptaba para estudiar trabajo social porque no tenía un número de Seguro Social”, señaló Zuleyma González, de origen mexicano y miembro activo de LIISA.

 

El precio de ser un 'soñador' y los retos para mantenerse en la universidad
Zuleyma Gonzalez, una “Soñadora” que a través de LIISA motiva a otros jóvenes a llegar a la universidad.

 

A la edad de 18 años decidió emprender un camino sola. “Mis padres regresaron a México y yo vine a Nueva York a estudiar porque fui aceptada en Hunter College. Fue un reto para mí porque no conocía a nadie, pero estudiar merecía de mi parte ese sacrificio”, dijo.

Desde entonces González pasó de ser una niña a la que trajeron sus padres de muy pequeña, a una joven responsable que ha enfrentado retos para mantenerse en la universidad.

“He tenido que sobrellevar una carrera universitaria a tiempo completo y al mismo tiempo trabajar para poder mantenerme”, destaca esta joven que tiene 26 años y está terminando su carrera de trabajadora social.

Sus primeros amigos y su familia en Long Island pasaron a ser los jóvenes miembros de LIISA, “Soñadores” igual que ella, los cuales se dan apoyo y motivación para seguir hacia adelante.

“Siempre vemos a nuestro alrededor estas historias de sacrificio que nos permiten no darnos por vencidos”, enfatiza González.

La joven también decidió ser líder y promotora de esta organización sin fines de lucro, con el fin de dar ánimo y guiar el camino de muchos jóvenes inmigrantes en Long Island.

 

 

Destacan a dos mujeres

 

Adicionalmente cinco jóvenes, algunos que aún no quieren ser identificados públicamente, expresaron historias similares a las de Zuleyma González: trabajar y estudiar a tiempo completo para sobrevivir, algunos sin sus padres cerca o al cuidado de un hermano mayor.

En general estos muchachos destacaron que sin el apoyo de LIISA no hubieran encontrado el entusiasmo para mantenerse en la lucha de alcanzar su educación superior.

Fue por eso que LIISA además de mostrale a sus patrocinadores la importancia de su apoyo, destacó el trabajo de dos mujeres que en Long Island han dedicado su tiempo a la lucha por los derechos de los niños y jóvenes inmigrantes.

Una de ellas es Dulce Rojas, voluntaria de LIISA desde hace seis años. “En LIISA encontré mi identidad. Llegué a este país cuando tenía 10 años y con todo lo que veo que pasan los jóvenes como yo, me doy cuenta que con mi familia fuimos afortunados de poder legalizarnos”, dijo Rojas.

Los “Soñadores” se convirtieron en parte de su vida, “a través de ellos he aprendido mucho, inclusive de mi cultura, de mis raíces. Los admiró y seguiré apoyándolos siempre”, añade la joven graduada en comunicaciones y actual directora comunitaria de la entidad SEPA Mujer.

 

El precio de ser un 'soñador' y los retos para mantenerse en la universidad
Dulce Rojas, voluntaria de LIISA, define a los “Soñadores” como el “encuentro con su propia identidad”.

 

Por otra parte, también se destacó la labor de la Dra. Eve Krief, fundadora de Long Island Inclusive Communities Against Hate, que ha promovido campañas en Long Island en contra de la separación de los niños de sus madres en la frontera.

“Nosotros los que tenemos voz en este país no podemos permitir un gobierno inhumano”, recalcó la Dra. Krief en la reunión. Ella ha buscado dentro de la comunidad a profesionales y ciudadanos que se han unido a su causa de luchar por los derechos de los inmigrantes.

“No se trata de convocar políticos que quieren promocionarse, sino personas que en realidad se den cuenta que somos tierra de inmigrantes”, dijo Krief con quien se cerró el encuentro entre estos “Soñadores” que buscan seguir luchando para hacer posible que los jóvenes inmigrantes que van a la universidad un día reciban un estatus legal.

 

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Osman Canales, fundador de LIISA, entrega un reconocimiento a la Dra. Eve Krief por su lucha en favor de los inmigrantes en Long Island.