Comer pollo frito aumenta riesgo de muerte en mujeres

Comer pollo frito aumenta riesgo de muerte en mujeres
Comer pollo frito aumenta riesgo de muerte en mujeres. EFE

 

El consumo frecuente de comidas fritas, especialmente el pollo, aumenta el riesgo de muerte en mujeres entre los 50 y los 65 años de edad, advirtió un nuevo estudio presentado.

El informe, publicado en la revista científica British Medical Journal (BMJ), señala que el consumo diario de pollo frito aumenta en un 13 % el riesgo de muerte por cualquier causa (clínica) y en un 12 % el riesgo de morir por enfermedades cardíacas en este grupo de mujeres.

De igual manera, el consumo al menos una vez al día de pescado o marisco frito eleva el riesgo de muerte por cualquier causa en un 7 % y en un 13 % por enfermedades relacionadas con el corazón en el mismo grupo.

«Reducir el consumo de alimentos fritos, especialmente el pollo, el pescado y los mariscos, puede tener un impacto clínico significativo a todo lo largo del espectro de la Salud Pública», concluyó el reporte elaborado por un grupo de investigadores de la Universidad de Iowa.

La investigación estudió la información de cerca de 107.000 mujeres registradas entre 1993 y 1998 en la Iniciativa de Salud de la Mujer (WHI), a quienes se les hizo seguimiento hasta febrero de 2017.

Durante ese tiempo, en el grupo estudiado ocurrieron 31.588 muertes, incluyendo 9.320 causadas por problemas cardíacos, 8.358 por cáncer y 13.880 por otras causas.

No obstante, los investigadores no encontraron ninguna relación entre el consumo de estos alimentos fritos con las muertes por cáncer en el grupo evaluado.

Para el análisis, los investigadores tuvieron en cuenta además factores como el estilo de vida, la calidad general de la dieta alimenticia y el nivel de educación y de ingreso, entre otros.

El estudio señala que las conclusiones muestran una correlación importante entre el consumo de alimentos fritos y la mortalidad en mujeres mayores, que puede ser controlada.

«Hemos identificado un factor de riesgo de mortalidad cardiovascular que es fácilmente modificable por el estilo de vida», concluyó el responsable del estudio, Wei Bao.