Tenemos que luchar para que el Congreso apruebe una versión limpia del DREAM Act

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Tenía cuatro años cuando mis padres nos trajeron a mí y a mis hermanas a Arizona. Ellos hicieron un largo viaje desde Veracruz, México, con la esperanza de darnos la vida que nunca tuvieron. Hoy tengo 26 años y Phoenix, Arizona, ha sido mi hogar desde que tengo uso de razón.

Hace un año, más de 740,000 dreamers como yo nos despertamos con la noticia de que Donald Trump había ganado la elección. Fue desastroso ver cómo alguien que fundamentó su campaña en prejuicios y e insultos iba a ser el sucesor de Barack Obama, el presidente que hizo posible que personas como yo pudiéramos dormir sin el miedo de ser deportados el día siguiente. Hace un año, veía el temor en los ojos de los inmigrantes de que las promesas de Trump se convirtieran en realidad.

Ya en el 2017, cierro mis ojos y puedo ver un cuarto lleno de otros beneficiarios de DACA como yo, mientras escuchábamos el momento en el que la administración de Trump anunciaba el final de la Acción Diferida para los llegados en la infancia (DACA, por sus siglas en inglés), es decir, para inmigrantes como yo. Dijo que nos trataría “con corazón” pero en ese momento nos encontrábamos frente a una decisión descorazonada. Dijo que nos “amaba” pero nos veíamos despreciados por su odio. Revivo ese momento casi diariamente.

Inicialmente como un recuerdo doloroso, pero ahora como un recordatorio personal de las razones por las que lucho para traer un cambio a mi comunidad. Los beneficiados por DACA y nuestros seres queridos vivimos en una realidad aterradora, sabiendo que nuestros días bajo la protección de este programa están contados. Mi permiso se vence en febrero del 2019.

Cientos de miles de estadounidenses como yo estamos perdidos en un limbo, esperando una acción del Congreso republicano, que no está dispuesto a someter un DREAM Act limpio a votación. El mes pasado fui escogida para representar a Arizona como una nuevo miembro del Comité Nacional Demócrata (DNC). Recibir la noticia fue algo inesperado y me llenó de humildad. Durante toda mi vida adulta me he considerado orgullosamente una demócrata.

Estoy agradecida por la oportunidad de ser parte en la reconstrucción de nuestro partido y de participar en la lucha en contra de la agenda de odio de Donald Trump. Usaré mi posición para elevar las voces de cada una de las personas en mi comunidad y lucharé por los valores de nuestro partido, valores de inclusión y oportunidad que tan desesperadamente necesita nuestro país en este momento. Mi pasión con el activismo comenzó en 2010 cuando los legisladores de Arizona pasaron la ley SB1070, también conocida como la “ley muéstrame tus papeles”.

Esta legislación racista les pedía a los oficiales locales que hicieran uso del perfil racial para detener a personas sospechosas de ser “indocumentadas”, personas que lucían como yo, como mi familia y mi comunidad. Desde entonces he luchado cada día por los ideales que hacen grande a este país. Con la decisión de Trump de rescindir el DACA, creo que nunca ha sido más importante que nuestros líderes muestren valores de compasión sobre la crueldad que vemos. No podemos quedarnos callados o estar asustados.

Nuestra determinación no puede ser quebrantada. Debemos levantarnos, organizarnos y actuar. Te pido que tanto tú, como tus familiares y amigos se involucren en esta pelea para proteger a los DREAMers. Te pido que des un paso adelante el día de hoy y hagas algo concreto.

Por favor visita makecalls. democrats.org/daca-es/ o llama al 1-888- 778-6856 y pídele al Congreso que pase una versión limpia del DREAM Act ahora. Mis días con la protección de DACA podrán estar contados, pero mi compromiso con mi comunidad y con mi país no tienen límite y voy a pelear hasta el último momento. Te pido que te unas en esta lucha, que reclamemos lo que nuestros conciudadanos estadounidenses necesitan y luchemos por un DREAM Act limpio.