Otra guatemalteca se refugia en iglesia santuario de Nueva York en Semana Santa

Guatemalteca se refugia en iglesia santuario de Nueva York en Semana Santa
La inmigrante guatemalteca indocumentada Aura Hernández, junto a sus hijos Daniel, de 10 años, y su hija Camila, de 15 meses, habló este jueves 29 de marzo de 2018, de la orden de deportación que la separaría de sus hijos y la enviaría a su país durante una ceremonia de acogida en la Cuarta Iglesia Universalista, en Manhattan, Nueva York. EFE

 

Líderes religiosos de Nueva York se solidarizaron con inmigrantes que se enfrentan a la deportación en una ceremonia de Semana Santa en que lavaron pies de indocumentadas, entre ellas una guatemalteca que se refugió en una iglesia para no ser deportada.

La Cuarta Iglesia Universalista, en Manhattan, fue declarada un santuario, sumándose así a otras a través del país que se han convertido en refugio de indocumentados que se enfrentan deportación, como Aura Hernández, la segunda protegida por un recinto religioso en esta ciudad.

Hernández, guatemalteca de 37 años y madre de Daniel y Camila, de 10 años y 15 meses, respectivamente, no pudo evitar las lágrimas cuando habló de la orden de deportación que la separaría de sus hijos y la enviaría a su país, donde, aseguró, enfrentaría la violencia de las pandillas y podría encontrar la muerte, tema del que no quiso abundar.

La inmigrante recordó en el acto, en el que participaron religiosos de diversas denominaciones, -entre ellos el sacerdote y activista mexicano Alejandro Solalinde-, que debió presentarse para ser deportada el pasado 1 de marzo.

En lugar de ello, optó por pedir ayuda a la Coalición Nuevo Movimiento Santuario, del que admite no conocía mucho pero no quería dejar a sus hijos.

 

Otra guatemalteca se refugia en iglesia santuario de Nueva York en Semana Santa
El ministro de la Cuarta Iglesia Universalista de Manhattan, reverendo Shuyler Voguel, lava los pies a Aura Hernández. EFE

 

Hernández fue recibida entre aplausos y la frase de «No estás sola» por parte de inmigrantes y miembros de la iglesia que asistieron al acto, que también contó con la indocumentada mexicana y activista Jeanette Vizguerra, elegida entre las personas más influyentes de la revista Time en 2017.

«Llegué desesperada, buscando ayuda porque estaba en una situación muy difícil para mi y mis hijos», dijo Hernández, la segunda guatemalteca en una iglesia en Nueva York luego de que Amanda Morales hiciera lo mismo hace ocho meses.

Hernández recordó que no es la única latina que enfrenta deportación. «No importa el país que sea, estamos juntos en esto y no me voy a quedar callada más, nadie debe hacerlo. Defiendan sus derechos pero sobre todo, los de tus hijos», afirmó la inmigrante cuya voz se entrecortaba por las lágrimas.

«Por favor, no más separación de familias, estamos en Cuaresma, un tiempo de unirnos más. Habrán muchos que se burlarán de mi, que se preguntarán qué hago aquí», indicó para acto seguido voltearse a mirar a sus hijos y señalar: «Por él, por ella, que es mujer y la estoy protegiendo, por eso estoy aquí».

 

 

Hernández fue acogida primero durante dos semanas en otra iglesia santuario, también en Manhattan, donde su compatriota Amanda Morales se refugió con sus hijos.

Hay más de 100 indocumentados en santuarios a través del país luego de que la Administración de Donald Trump endureciera las redadas y acciones contra inmigrantes.

El pasado domingo Hernández fue recibida en la Cuarta Iglesia Universalista, sin denominación religiosa, que es ahora su hogar y el de su hija de forma indefinida. Su niño vive con su padre, también indocumentado, y pasará con ella los fines de semana.

Hernández llegó a Nueva York en 2005 pero a su entrada a EE.UU. con su sobrino fueron detenidos por agentes de la frontera. Estuvieron tres días en un centro de detención donde alega fue abusada sexualmente por un agente, según relató a The New York Times.

Tras salir del centro se estableció en Nueva York y nunca leyó los documentos que le entregaron porque estaban en inglés, así que no supo que tenía que acudir a una cita en una corte de Texas.

Fue detenida en Nueva York en el 2013 por una infracción de tránsito y al no tener documentos, la policía la reportó con Inmigración y así conoció que tenía una orden de deportación.

A partir de ese momento cumplió con las citas de Inmigración hasta que en 2017 le informaron que sería deportada.
Uno por uno, sacerdotes de diversas creencias y rabinos lavaron los pies a Hernández y las mexicanas Vizguerra y Mirna Lazcano desde el altar de la iglesia.

«La finalidad del poder (de la iglesia) es el servicio, el bienestar de la comunidad. Agacharse ante los más vulnerables (hoy para lavar los pies) es nuestra misión y también la de denunciar cuando el poder se usa para negar y menoscabar a los más desprotegidos», afirmó el religioso y activista Juan Carlos Ruiz, líder de la Coalición Nuevo Santuario.